Yourcenar, Marguerite (Marguerite Cleenewerck de Crayencour)

Marguerite Yourcenar

Marguerite Cleenewerck de Crayencour, nombre auténtico de la novelista, dramaturga y traductora belga Marguerite Yourcenar, nació en Bruselas el 8 de junio de 1903 y murió en el estado de Maine, Estados Unidos, el 17 de diciembre de 1987. En la primavera de 1960 viajó a Granada con su amiga Grace Jones en busca de datos que esclarecieran el asesinato de Federico García Lorca. Antes, en 1947, obtuvo la nacionalidad estadounidense, aunque siempre escribió en francés.

Su agitada existencia comenzó con una infancia rota e inestable a causa de la Primera Guerra Mundial, que le impidió una escolarización regular. La falta de escolarización regular fue compensada con unos preceptores contratados por sus padres que la introdujeron en el estudio de los clásicos latinos, como Virgilio. Desde muy joven, siguiendo el ejemplo de su progenitor, optó por una vida errante que la llevó por numerosos países. Sus primeros libros, como La nueva Eurídice y El denario del sueño, aparecieron en los años treinta del siglo pasado. Para sobrevivir, tradujo al francés a autores como Virginia Woolf, Henry James y Yukio Mishima.

A primeros de mayo de 1960 Yourcenar y su amiga Grace Jones viajaron a Granada, donde permanecieron dos días, con intención de visitar la ciudad y recorrer los parajes de Víznar donde fue asesinado el poeta.

En 1939 huyó de Europa a causa de la guerra con su amante, la traductora norteamericana Grace Frick, y se radicó en Nueva York, donde fue profesora de Literatura Comparada. La publicación, tras una década de documentación, de Las memorias de Adriano, en 1951, supuso su reconocimiento general.

El interés por Lorca nació en 1947, en Nueva York, donde coincidió como profesora con Isabel García Lorca, exiliada junto con el resto de familia desde 1941. Ambas daban clases en el mismo pabellón del Sarah Lawrence College. Isabel la recuerda como una “andaluza” que ya había visitado Itálica varias veces y que entonces vivía con su amiga Grace Jones en una casa de Newport.

Tras el regreso de Isabel a España, volvieron a encontrarse en 1960 en Madrid donde asistieron a una velada flamenca. A primeros de mayo Yourcenar y su amiga viajaron a Granada, donde permanecieron dos días, con intención de visitar la ciudad y recorrer los parajes de Víznar donde fue asesinado el poeta. De este modo unió su nombre al de otros ilustres viajeros que trataron de desentrañar los misterios de la muerte de Federico, como Gerald Brenan, Claude Couffon y Agustín Penón, en plena Dictadura.

Yourcenar relató en una carta fechada el 10 de mayo de 1960 y dirigida a Isabel García Lorca el resultado de sus indagaciones.

Marguerite Yourcenar

La escritora detalla el viaje en taxi, la visita “por prudencia” a la iglesia del pueblo, y el encuentro con un grupo de mujeres. A la más habladora le preguntaron a bocajarro por la ubicación del enterramiento de Lorca. “Su rostro cambió, perdiendo toda expresión, y nos contestó sin vacilar que ella no conocía el nombre de ese señor y que en Víznar no se había muerto nadie”. Luego encontraron a muchachos que les dijeron que estaba enterrado en un camino que ascendía a la montaña, seguramente El Barranco, una senda que “penetra en la gran soledad de la región de los olivos”. Los chicos llegaron a precisar el sitio, moviendo el dedo como si apretaran un gatillo.

“Si el sitio era auténtico (…) es evidente que los asesinos hicieron un circuito, cumplieron su fechoría y borraron las huellas”, escribe. La última mirada de las viajeras fue a “aquella montaña desnuda, aquel suelo árido, aquellos pinos jóvenes creciendo vigorosos en soledad, a aquellos grandes plegamientos perpendiculares del barranco”.  Yourcenar y Jones quedaron conmovidas por la belleza natural: “Un sitio como aquel hace vergonzante toda la pacotilla de mármol y granito que puebla nuestros cementerios”.

 

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