Salazar Castro, Adolfo

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Compositor, musicólogo, crítico, historiador, periodista e impulsor de los compositores e intelectuales que formaron parte de la Edad de Plata de la música española. Aunque de formación autodidacta, mantiene una estrechísima relación con los principales compositores de comienzos de siglo, como Manuel de Falla y Felipe Pedrell. Forma parte de casi todos los círculos de creadores de la época, y es el alma y guía de las dos generaciones de compositores que introducen en España la música europea: el Grupo de Madrid, formado por Salvador Bacarisse y los hermanos Ernesto y Rodolfo Halffter, y el de los 6 catalans, integrado por Frederic Mompou y Eduardo Toldrá, entre otros.

Salazar reseñó en el diario El Sol ‘Libro de Poemas’ con el título de ‘Un poeta nuevo’: “La aparición de un poeta en nuestro horizonte es un fenómeno de mayor importancia que la súbita fulgencia de un astro nuevo”. En 2017 aparecieron otras seis cartas inéditas de Lorca a Salazar que ponen de manifiesto la confianza que el poeta depositaba en el crítico.

La amistad con Federico García Lorca arranca en 1919 cuando el poeta llega a Madrid con la pretensión de vivir en la Residencia de Estudiantes. En el Café Gijón Lorca trató a Salazar, Pedro Salinas, Gerardo Diego y Ángel del Río. En 1921 se presenta en Madrid con su segundo poemario,  Libro de poemas, que Salazar reseñó en el diario El Sol con el título de Un poeta nuevo: “La aparición de un poeta en nuestro horizonte es un fenómeno de mayor importancia que la súbita fulgencia de un astro nuevo”, escribe Salazar. Lorca, que agradece la crítica como “el colmo del elogio y el buen gusto”, lo convierte pronto en un confidente a quien, en una carta del verano de 1921, le confiesa el disgusto de su familia por no haber “aprobado las asignaturas” y le revela que está aprendiendo a tocar la guitarra. “En cuanto a tus rabietas las oigo con mucho gusto, porque en algunas ocasiones tienes mucha razón”. En esa carta Lorca le hace partícipe de su interés por el teatro de títeres, una inclinación que culminaría con la escritura de Los títeres de cachiporra (1922) y con la función del Día de Reyes de 1923 en la casa de los Lorca en la Acera del Casino de Granada, en la que participaron Falla y Hermenegildo Lanz, entre otros.

Cubierta del libro de Adolfo Salazar 'Cuba y las músicas negras', en cuya foto aparece, a la izquierda, Federico García Lorca y, a la derecha, el propio Salazar.
Cubierta del libro de Adolfo Salazar ‘Cuba y las músicas negras’, en cuya foto aparece, a la izquierda, Federico García Lorca y, a la derecha, el propio Salazar.

En 2017 aparecieron otras seis cartas inéditas de Lorca a Salazar de la misma época que ponen de manifiesto la confianza que el poeta depositaba en el crítico. En una de ellas, de 1922, el poeta pide a Salazar su mediación para que Alberto Jiménez Fraud renueve su estancia en la Residencia de Estudiantes: “Me escriben de la Residencia diciéndome que no tienen habitación. ¡Eso es terrible!, ¿cómo voy yo a irme a otra parte? Me asustan los ambientes Baroja y Galdós, la patrona, el estudiante vicioso… […]. Si tú puedes con tu influencia hacer que Jiménez (¡es tonto!) me haga sitio… por más que ¡esté todo lleno! Tengo mala sombra. Y me hace falta salir, ¿lo oyes? Yo me ahogo. Este ambiente provinciano y terrible y vacío llena mi corazón de telarañas”.

En 1938, tras la Guerra Civil, es nombrado agregado cultural del Gobierno republicano en Washington. Como otros exiliados españoles acepta la invitación del presidente de México, Lázaro Cárdenas, y en 1939 se instala en el país donde siguió sus investigaciones musicales y la docencia.

Muere en México el 27 de setiembre de 1958 tras sufrir durante cuatro años una enfermedad paralizante.

 

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