García Labella, Joaquín

Joaquín García Labella, con gafas y pajarita, en el homenaje a Federico García Lorca y Margarita Xirgu celebrado en el Hotel Alhambra Palace.
Joaquín García Labella, con gafas y pajarita, en el homenaje a Federico García Lorca y Margarita Xirgu celebrado en el Hotel Alhambra Palace.

Político, jurista y catedrático universitario español. Miembro de la tertulia de El Rinconcillo del Café Alameda en los primeros años del siglo XX. En ella coincidió con otras personalidades del mundo de la cultura granadina como Francisco y Federico García Lorca, Manuel de Falla, José y Manuel Fernández-Montesinos, Hermenegildo Lanz, Manuel Ángeles Ortiz, etc.

En La Colonia tuvo que cavar las fosas de los fusilados e incluso fue incorporado a una unidad militar de los sublevados con el uniforme falangista.

Se licenció en Derecho en la Universidad de Granada. Completó estudios en Francia y en Reino Unido y en 1926 se doctoró en la Universidad Central de Madrid. Ganó por oposición una cátedra de Derecho Administrativo. Sufrió la represión de la dictadura de Primo de Rivera. De Madrid pasó a la Universidad de Salamanca, compatibilizando su trabajo con el de magistrado en la Audiencia Provincial. Más tarde, permutó esta plaza por una en la Universidad de Granada.

Tras la sublevación militar de 1936, fue detenido y acusado de esconder armas en el Ayuntamiento. Consciente del peligro que corría su vida, escribió una carta de súplica al capitán José Nestares Cuéllar en la que renegaba de sus ideas y amistades y se mostraba dispuesto a combatir con el bando franquista. Fue liberado y puesto a cargo del propio Nestares que estaba al frente de una unidad militar en Víznar. Allí fue ingresado en La Colonia, antiguo molino transformado en lugar de vacaciones escolares y luego en cárcel para los condenados a muerte. Allí fue humillado por Nestares obligándolo a llevar un mandil que lo identificaba como miembro de la masonería. Tuvo que cavar las fosas de los fusilados e incluso fue incorporado a una unidad militar de los sublevados con el uniforme falangista.

Durante un acto religioso fue denunciado por un teniente coronel que se quejó de que siguiera vivo. Bajo engaño, fue trasladado a Granada donde fue sometido a un juicio sumario y fusilado en el cementerio junto a otros 37 presos.

 

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