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A su vuelta de Estados Unidos, el 15 de enero de 1931, en La Gaceta Literaria, firmada por Gil Benumeya, Lorca elogia la comunidad racial y sostiene que el hecho de nacer en Granada previene contra cualquier tipo de rechazo. “Yo creo que el ser de Granada me inclina a la comprensión simpática de los perseguidos. Del gitano, del negro, del judío…, del morisco que todos llevamos dentro. Granada huele a misterio, a cosa que no puede ser y sin embargo es. Que no existe, pero influye. O que influye precisamente porque no existe, que pierde el cuerpo y conserva aumentado el aroma. Que se ve acorralada y trata de injertarse en todo lo que la rodea, y amenaza para ayudar a disolverla”.