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Es una de las farsas de Lorca, para personas no para marionetas. Es considerada una de sus piezas “experimentales” o innovadoras. Se trata de una “versión de cámara” porque más adelante el autor pensaba desarrollar el tema con toda la complejidad que él percibía. En una entrevista que el autor concede a Juan González Olmedilla, para El Heraldo de Madrid, un día antes de su estreno, el 4 de abril de 1933, habla así de esta obra para minorías: “Esta ´aleluya erótica´ es una obra tremenda, que a mí me divierte mucho. Teatro de monigotes humanos, que empieza en burla y acaba en trágico. El héroe, o antihéroe, a quien hacen cornudo, es español y calderoniano; pero no quiere reaccionar calderonianamente, y de ahí su lucha, la tragedia grotesca de su caso. Yo no sé cómo acogerá un público “de cámara” mi obra; pero a mí me ha divertido de lo lindo cuando la escribía y me hace feliz cada vez que la leo o cada vez que la veo en ensayo”.