TEA_09-102

El poeta sitúa la obra en Granada, es más, la subtitula Poema granadino del novecientos… En concreto, la historia se cuenta desde un carmen del Albaicín, vivienda ideal para el poeta en Granada. Evoca en ella la Alhambra, la Puerta de Elvira, con sus manolas, «…las que se van a la Alhambra, / las tres y las cuatro solas…». Es una crítica al vulgar, cursi y hermético ambiente de la pequeña burguesía granadina de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Es, estéticamente, una visión romántica de la ciudad. Es una reflexión sobre la ciudad del pasado, de su infancia y, sobre todo, de la intrahistoria de su familia. Esta obra refleja como ninguna otra la compleja relación del poeta con Granada.