EMILIA LLANOS MEDINA. EL ARTE DE LA AMISTAD
«Emilia Llanos Medina. El arte de la amistad» es una exposición que recorre los diferentes vínculos que la gran amiga de Federico estableció con artistas, intelectuales y personajes relevantes, desde su juventud hasta sus últimos años.
La muestra está comisariada por Lola Manjón y José Javier García Montero, de cuyo archivo proceden gran parte de los fondos expuestos; cuenta con la dirección creativa de Elena Santomé y el patrocinio de la Diputación de Granada, el Patronato Cultural Federico García Lorca y el Museo Casa Natal Federico García Lorca. Su inauguración se enmarca dentro de los diferentes actos programados para el “5 a las 5” de 2025 en Fuente Vaqueros.
La primera parte de la exposición se detiene en amistades iniciadas en la juventud, como la mantenida con el pintor Ismael Gónzalez de la Serna, documentada desde 1914 hasta 1933, fecha en la que Emilia Llanos promovió una exposición de Ismael, que ya había triunfado en París, en el Centro Artístico de Granada. Con Federico García Lorca, como sabemos, también supo Emilia Llanos mantener vínculos afectivos desde 1918 hasta el asesinato del poeta en 1936. Durante este tiempo se escribieron cartas y dedicaron fotografías y dibujos, y ya en la década de los 30, según el testimonio de Francisco García Lorca, fue Emilia Llanos quien anotó para Federico el significado de las flores que luego Lorca usa magistralmente en Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores; un cartel original del estreno en Barcelona de esta obra cierra este primer apartado de la exposición.
La segunda parte se dedica a los hilos amistosos que Emilia Llanos supo tejer antes de la Guerra Civil; aquí aparecen testimonios de su afecto por Gloria Giner y Laura de los Ríos, mujer e hija respectivamente de Fernando de los Ríos, por Adelaida Portillo, primera esposa de Andrés Segovia, Carmen de Falla o Zenobia Camprubí. Precisamente las dos últimas, por su relevancia, ocupan un lugar central en la muestra. Cartas, postales y telegramas intercambiados con Emilia Llanos dan fe de la especial vinculación de esta con los hermanos Falla. De igual manera, salen a la luz los proyectos comerciales que Zenobia Camprubí, desde 1924, compartió con Emilia.
Pero Emilia Llanos no se acercó solo a los conocidos de Federico. Sus viajes a Alicante fueron frecuentes y aquí encontró amigos duraderos, como Enriqueta Puigcerver, a quien Manuel de Falla, a través de Emilia, dio consejos valiosos sobre la historia y el uso de los instrumentos antiguos de tecla. En 1923, acompañada por Emilia Aragón, viajó a Barcelona, donde conoció al fotógrafo Adolfo Mas, con el que mantuvo correspondencia muchos años y al que debemos, junto a su hijo Pelayo, la mayoría de las fotos icónicas de Emilia Llanos. Además, el Arxiu Mas (Archivo Mas) supo promover la imagen de Emilia como mujer granadina ideal y como tal apareció en anuncios de Aspirina o en promociones de los chocolates Amatller.
Numerosas imágenes de Emilia acompañan la transición a la parte tercera de la exposición, donde se recrea el ambiente del piso de Plaza Nueva, con el cuadro de Manuel Soto “Retrato de la Señorita Llanos” y otros objetos; destaca el guarda cartas con incrustaciones de plata, pues no hay que olvidar que gran parte de la historia de Emilia Llanos se reconstruye a través de las misivas que envió y recibió, pruebas también de los lazos de amistad establecidos.
Unos de las más sorprendentes son los anudados con los jóvenes granadinos que participaron en las revistas gallo y pavo. A pesar de la diferencia de edad, muchos de ellos (Luis Rosales, Joaquín Amigo y Manuel López Banús) visitaron con asiduidad a Emilia en su piso de Plaza Nueva y le dirigieron cartas y poemas, cuyos originales pueden verse en esta exposición.
Algunos amigos permanecieron junto a Emilia a lo largo de los años, como Miguel Cerón. Otros, como José Mora Guarnido, de la tertulia del Rinconcillo, volvieron a Emilia ya en los años 60. Antes, en 1955, había aparecido en Granada el investigador lorquiano Agustín Penón; juntos viajaron a Fuente Vaqueros para encontrarse con Aurelia, una de las primas preferidas de Lorca. Las cartas y fotografías intercambiadas con Agustín son una muestra más de que los vínculos amistosos fueron fundamentales para la granadina.
Cierra la muestra una testigo de excepción: Marta Osorio, quien conoció a Emilia Llanos a través de Agustín Penón y William Layton. Marta frecuentó el piso de Plaza Nueva entre 1955 y 1958 y supo recoger en sus libros el retrato más certero de Emilia, una mujer que amó la vida y se atrevió a seguir disfrutándola siempre, rodeándose de artistas, intelectuales, investigadores, siempre con la amistad como eje vital.
La exposición se podrá visitar en la Sala Granero del Museo Casa Natal Federico García Lorca hasta finales de mayo de 2026 y es complementaria de la titulada Emilia Llanos Medina y Federico García Lorca: pasiones compartidas, expuesta en la Casa Bernarda Alba de Valderrubio (Granada).